viernes, 18 de septiembre de 2009

Mi Primer Apunte (oficialmente hablando)



Aquí está mi "primer" apunte. Algunos se preguntarán, bueno, ¿por qué una puerta? Y yo les diré, no sé, es una puerta en mi casa que veo todos los días. Es curva y a mí me gustan las curvas. Es diferente, y me gusta lo que encuentro detrás de ella - verde y aventura. En fin, ¿acaso no dicen que una puerta te abre muchos caminos?


La mejor manera de entender el espacio: El Corte

Como parte del trabajo en clase, hicimos el corte de uno de los espacios que más nos haya impactado a lo largo de nuestras vidas - yo escogí el Estadio Monumental. Voy a ser completamente honesta: hace poco más de un año, no me interesaba el fútbol; pero un día, por insistencia de mi enamorado, fui al Monumental. La verdad es que no tenía idea que estaba yendo a ver el Perú-Venezuela - yo estaba convencida que estaba yendo a ver a la U con el Aurich, o algo por el estilo.

Pero cuando llegué, no podía más de la emoción - ¡los gritos retumbando, la inmensidad del espacio! Era algo que nunca había imaginado (definitivamente millones de veces mejor que la televisión), una experiencia distinta - real.

Desde ese día no me pierdo ni un solo partido, ni una sola oportunidad para gritar los goles de la blanquirroja (cuando los hay).

Aquí está mi corte, hecho en menos de 5 minutos. Prometo colgar uno mejor hecho en el transcurso de las siguientes semanas.



El Espacio

El espacio es la claridad espiritual que integra proporción, luminosidad y escala. Es la nada articulada con carácter para dar confort y calidad a la vida del ser humano.



El espacio consta de muchas características, la porporción. La proporción es el equilibrio perfecto, la relación geométrica de los elementos entre sí y con el todo. Es tan importante que se encuentra en todos lados, sobre todo en la naturaleza: la Proporción Aurea. Y... ¿cómo definir la proporción para el espacio? Pues, nace del hombre. El ser humano, grande o pequeño, niño o adulto, es lo que da la medida a la proporción. Podría decir entonces que la arquitectura está hecha a la medida del hombre, rescatando una idea que discutimos en una de las primeras clases (disculpen mi mala memoria, pero ahorita no recuerdo el nombre de su autor).
Luego está la luminosidad, cualidad del espacio que me llamó mucho la atención. Me hizo acordar a la frase de Le Corbusier, "La Arquitectura es el juego sabio, correcto y magnífico de los volúmenes bajo la luz", y entendí que para que la nada se convierta en espacio, la luz es fundamental, y lo ha sido a través de toda la historia. Por ejemplo, al construir El Panteón de Agripa, los romanos lo orientaron de tal forma que en el día del solsticio de verano el sol estuviera radiante detrás de la entrada, y resaltara la entrada magistral del César, haciéndolo parecer casi un ser divino.



Otras cualidades del espacio son el carácter - trasladar una idea, un concepto a un volumen arquitectónico para transmitir una sensación - y la articulación - la correcta vinculación de espacios, la fluidez - así como la espiritualidad, y esta última despertó mi curiosidad, porque me ayudó a comprender que lo más importante no salta la vista, sino que se percibe. Entonces... un arquitecto puede moldear los sentimientos, las experiencias, incluso el desenlace de la vida de las personas... y eso es una gran responsabilidad.

Identidad

Cada día estoy más emocionada con la arquitectura - es como si mis ojos se abrieran después de haber estado dormidos y vieran el mundo por primera vez, con una nueva mirada, una nueva visión. Siento que me estoy inundando de estas nuevas ideas, nuevas para mí pero históricas para la humanidad, y me encanta, realmente estoy feliz. Es algo paradójico, ¿no? Sentir que uno es la primera persona en entender algo que siempre ha estado ahí. Supongo que así es cuando le enseñan a uno las cosas por primera vez.





Ayer en clase hablamos sobre la importancia del lugar para la arquitectura. Se tiene que entender para que la arquitectura encaje, y se adecúe, y contribuya a la armonía del todo. Como diría el Arq. Peter Zumthor, la arquitectura tiene que decir al que la ve "yo siempre he estado aquí".

También hablamos sobre el territorio controlado, la ciudad, y qué tan importante es para un arquitecto el sentirse parte de un lugar para poder interpretarlo, comprenderlo, qué tan importante es el encontrar su identidad en una ciudad - en su ciudad. Es amar y respetar un lugar lo suficiente para asumir la responsabilidad de transformarlo y mejorando, para entenderlo y descifrar qué es lo que realmente necesita.

La clase de ayer me hizo acordar al Taller de Creación Literaria de la universidad. El ciclo pasado me metí y pidieron tener un diario sobre nuestra relación con la ciudad, algo que reflejara lo que vivimos y cómo nos sentimos acerca del lugar en el que estamos día a día... Y claro, con una ciudad que tiene la mejor arquitectura colonial de toda Sudamérica, ¿quién no se sentiría orgulloso de escribir sobre ella? Aquí está mi primera entrada:

No te abandono

Te conozco desde que nací, desde el primer momento en que llenaste mis pulmones con ese aire de urbe y emoción tan típico de ti. Me viste dormir, me vista soñar. Me viste sonreír por primera vez. Tomaste mi mano cuando empecé a caminar y luego, al crecer, me empujaste un par de veces para que cayera y aprendiera a levantarme sola. Bajo tu mirada gris, lloré más de una vez; oí tu voz, un murmullo en el viento, el ronroneo de motores… Avanza.

¿Cómo olvidarme de ti al acordarme de mí? ¿Cómo no hablar a los demás de ti si me enseñaste todo lo que sé? Lima mía, ciudad donde reí, ciudad de mi primer amor… Ciudad que aún se mece bajo una huella colonial…No eres lo que solías ser. No puedo salir a tus calles sin pensar que corro peligro. No puedo estar tranquila sabiendo que con la polera que no usé, un niño pudo haber pasado la noche sin sentir las garras del frío en su piel descubierta.

Ciudad de contrastes, ¿en qué momento ocurrió? Todo el invierno nos suplicas con lágrimas que flotan a nuestro alrededor, y te desesperas al comprender que seguimos enfrascados en nuestra rutina, y no escuchamos lo que tratas de decir. Pero, ¿qué tratas de decir?

Lima de mi vida, yo no te abandono, no, y tampoco lo hará el resto. Porque vivimos en ti, y tú estás en todas partes. Eres el niño que sonríe, el enfermo que se queja, el esposo que trabaja, la madre que camina. Eres la bocina de un camión, el girasol de un novio a su amada, un disparo en la distancia y los gritos de terror, una hoja que baila en el viento, edificios imperiales, cosquilleo del mar, mis manos, mis pies, mi reflejo y mi alrededor. Y yo no te abandono. Hoy no te abandono.

martes, 1 de septiembre de 2009

Scars on His Face - Louis I. Kahn

Hoy en clase vimos la primera parte de un video sobre la vida de Louis I. Kahn. El documental, llamado "My Architect" ha sido hecho por su hijo, Nathaniel Kahn, quien, al ser hijo ilegítimo de Louis nunca llegó a conocerlo tanto como le hubiera gustado. Por eso, 26 años después de la muerte de su padre, empieza un viaje para descubrir quién era realmente Louis Kahn.



En lo poco que vimos del video, hay algo que me llamó mucho la atención. Cuando pasaron imágenes del Salk Institute for Biological Studies, en La Jolla, California (arriba), se mencionó que este fue la primera obra con la que el Louis Kahn estuvo realmente feliz. La terminó a los 65 años de edad.

Es interesante ver cómo esta obra refleja muchas rasgos de su autor. Ya sean la grandeza y majestuosidad de la antigua Roma que inspiraron a Kahn, o detalles tan sutiles como el hecho de que se hayan dejado al descubierto algunas "cicatrices" en la obra, resultados del proceso de construcción, el Salk Institute dice mucho más sobre Louis Kahn que cualquier ser viviente en esta tierra. Kahn era un apasionado de la arquitectura de la antigua Roma, y después de pasar varios años estudiándola y visitándola, trasladó las ruinas del pasado al lenguaje de la arquitectura moderna.



Pero quizás lo que más me impresionó es lo de las imperfecciones que se dejaron a propósito en la obra. Uno de los hombres que trabajó cercanamente con el arquitecto en la construcción del Salk Institute mencionó cómo Kahn decía que era importante ver cómo la obra había sido creada, trasladada a la realidad, y que por ello dejaba que se vean las "cicatrices" del proceso. Sin embargo, todo cambia cuando uno lo relaciona con las cicatrices que Kahn tenía en la cara y en las manos. A la edad de 3 años, en Estonia, lugar de su infancia, Kahn vio unos pedazos de carbón que aún brillaban por el calor del fuego. Atraído, como cualquier niño, por el color y la curiosidad, puso el carbón caliente sobre su mandil; inesperadamente, la ropa se prendió en llamas, y el pequeño Louis sufrió quemaduras en las manos y la cara - las cicatrices que tuvo hasta el día de su muerte. Su padre pensaba que hubiera sido mejor para Kahn morir que vivir con ellas, pero su madre lo defendió diciendo que llegaría a ser un gran hombre gracias a ellas. Tal vez lo que Kahn sentía y quería transmitir al resto de la humanidad es que el proceso es tan importante como el resultado. Es lo que forma, moldea y define, aquello que marca para bien o para mal, que deja huella pero que finalmente es parte de cada uno y que no se puede ni debe esconder.