Pero cuando llegué, no podía más de la emoción - ¡los gritos retumbando, la inmensidad del espacio! Era algo que nunca había imaginado (definitivamente millones de veces mejor que la televisión), una experiencia distinta - real.
Desde ese día no me pierdo ni un solo partido, ni una sola oportunidad para gritar los goles de la blanquirroja (cuando los hay).
Aquí está mi corte, hecho en menos de 5 minutos. Prometo colgar uno mejor hecho en el transcurso de las siguientes semanas.
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