
jueves, 26 de noviembre de 2009
Capilla UPC

Siendo completamente honesta, quería poner en el blog lo que he trabajado a lo largo del ciclo en el diseño de la capilla de la UPC. En realidad estaba emocionada con la idea, pero el tiempo me ganó, y no pude escanear lo que tengo en mi bitácora. Sé que solo tengo hasta hoy, y va a ser imposible ponerlo hoy. De todas maneras, quiero ponerlo una vez que pasen los finales. Sé que ya no va a contar como parte del curso, pero aún así lo quiero incluir en el blog, porque este blog no se termina hoy. La semilla ya fue sembrada. Hoy es solo el comienzo.
Mi Tesis
Mi tesis va a consistir en un plan de desarrollo urbano para un lugar con mucho potencial turístico en el Perú. Actualmente, nuestro país está rumbo a ser uno de los principales destinos turísticos a nivel mundial, pero aún no se está manejando de manera sostenible. Una propuesta de desarrollo urbano basada en arquitectura sostenible no solo mantendría el orden y la identidad regional del lugar, sino que además promovería la competitividad y el desarrollo sostenible de la zona.
Nuestra Identidad
¿Existe una arquitectura netamente peruana? ¿Existe una identidad peruana? La identidad de un lugar nace a partir de un contexto, ya sea folclórico, histórico, cultural o geográfico. Dentro de este contexto, la arquitectura juega un papel esencial, comenzando por el hecho de que la arquitectura es el reflejo de la sociedad en la que se encuentra. En nuestro país, se puede hablar de una identidad regional, definida, en cierta forma, por el uso de materiales en la construcción, como el adobe en la sierra o la madera en la selva. La selección de materiales para una edificación es primordial para su desarrollo, pues se debe tener en cuenta cómo se va a adecuar al entorno, cuál es la expresividad del material, cómo se va a ver bajo la luz, cuáles son sus propiedades físicas, cuál es su disponibilidad, si posee o no certificación de algún tipo (criterios de diseño, tecnología, normalización, construcción y certificación). Es sumamente importante - y quizás un poco difícil. Lo digo porque hace como un mes que estoy pensando qué materiales podrían servir para mi capilla, porque creo que se debe conocer los materiales para saber lo que se puede hacer con ellos. Es como en la sierra. Recuerdo haber ido a Cochas, un pueblo cerca a Huancayo, en el 2006, y haber visto filas de ladrillos de adobe secando al sol al costado de las casas de los campesinos, porque ellos mismos preparan sus ladrillos de adobe, y por eso saben cómo manejarlo adecuadamente.
Retomando el tema, sin embargo, creo que aún no hay una identidad nacional bien definida. Es decir, no es que se pueda hablar de una arquitectura peruana de la misma manera que se puede hablar de una arquitectura mexicana o española. Hay demasiados elementos en nuestro país, en nuestra cultura, elementos que nos unen como país frente al resto del mundo, pero que nos dividen frente a nosotros mismos. Aún no hemos aprendido a trascender las barreras, a dejar de ser individualistas, a buscar para los demás peruanos lo que buscamos para nosotros mismos y transmitirlo en una realidad funcional. Y creo que es por eso que no hay esa tendencia a la continuidad, no hay una visión a largo plazo. Hoy, la mayoría de peruanos, incluídos gran parte de los arquitectos, tienen, lamentablemente, miopía, y no pueden ver más allá de las metas a corto plazo. Y esta tendencia ya viene desde hace tiempo, como lo ilustra el historiador Raúl Porras Barrenchea en un texto que escribió en la época de Leguía, cuando se quería "remodelar" los espacios públicos de Lima:
"de los alcaldes, de los terremotos y de los urbanizadores, líbranos Señor."
En mi opinión, una vez que se empiece a pensar en el largo plazo, en la sostenibilidad, se va a poder encontrar esa identidad que está ahí, pero que aún nadie se atreve a consolidar, y la arquitectura será un elemento clave para ello.
Por otro lado, si nos ponemos a pensar, nuestro país es un país pluricultural. Hay inmensa variedad de climas, de flora y de fauna, de gentes, de tradiciones. Se nos conoce como un país espontáneo, de contrastes, de improvisación y de desorden, con gente humilde por un lado, y gente aspiracional por otro. Y, ¿acaso no es eso lo que refleja la arquitectura del Perú? Se habla de que no hay una identidad porque no hay armonía, patrones, cierta uniformidad. Pero nuestra cultura tampoco tiene esos elementos porque somos completamente diferentes. Entonces, ¿se podrá decir que hay una identidad peruana? Quizás no es la que queremos tener, o la que debemos tener, pero definitivamente hay algo ahí. Ahora le toca a los arquitectos moldear esa identidad y ordenarla para el resto de peruanos.
Retomando el tema, sin embargo, creo que aún no hay una identidad nacional bien definida. Es decir, no es que se pueda hablar de una arquitectura peruana de la misma manera que se puede hablar de una arquitectura mexicana o española. Hay demasiados elementos en nuestro país, en nuestra cultura, elementos que nos unen como país frente al resto del mundo, pero que nos dividen frente a nosotros mismos. Aún no hemos aprendido a trascender las barreras, a dejar de ser individualistas, a buscar para los demás peruanos lo que buscamos para nosotros mismos y transmitirlo en una realidad funcional. Y creo que es por eso que no hay esa tendencia a la continuidad, no hay una visión a largo plazo. Hoy, la mayoría de peruanos, incluídos gran parte de los arquitectos, tienen, lamentablemente, miopía, y no pueden ver más allá de las metas a corto plazo. Y esta tendencia ya viene desde hace tiempo, como lo ilustra el historiador Raúl Porras Barrenchea en un texto que escribió en la época de Leguía, cuando se quería "remodelar" los espacios públicos de Lima:
"de los alcaldes, de los terremotos y de los urbanizadores, líbranos Señor."
En mi opinión, una vez que se empiece a pensar en el largo plazo, en la sostenibilidad, se va a poder encontrar esa identidad que está ahí, pero que aún nadie se atreve a consolidar, y la arquitectura será un elemento clave para ello.
Por otro lado, si nos ponemos a pensar, nuestro país es un país pluricultural. Hay inmensa variedad de climas, de flora y de fauna, de gentes, de tradiciones. Se nos conoce como un país espontáneo, de contrastes, de improvisación y de desorden, con gente humilde por un lado, y gente aspiracional por otro. Y, ¿acaso no es eso lo que refleja la arquitectura del Perú? Se habla de que no hay una identidad porque no hay armonía, patrones, cierta uniformidad. Pero nuestra cultura tampoco tiene esos elementos porque somos completamente diferentes. Entonces, ¿se podrá decir que hay una identidad peruana? Quizás no es la que queremos tener, o la que debemos tener, pero definitivamente hay algo ahí. Ahora le toca a los arquitectos moldear esa identidad y ordenarla para el resto de peruanos.
miércoles, 25 de noviembre de 2009
Renzo Piano - Constructor, Poeta y Humanista

Cuando a Renzo Piano le preguntaron en una entrevista cuál es la principal motivación de un arquitecto, él respondió que la necesidad, y luego explicó que lo único que puede dar a una persona la fuerza para crear es la necesidad. Y dice, también, que aquel que crea debe dejarse llevar por su capacidad de soñar, esa capacidad innata que tiene todo ser humano pero que, a veces, se deja de lado o se olvida por cosas que parecen "más importantes." Y en el fondo, tiene razón, porque si se asfixia la capacidad de soñar, entonces el hombre comienza a repetirse a sí mismo, a ver el mundo de manera más pragmática, en blanco y negro, ciegos ante todas las matices de gris entre ambos. Lo más importante es la originalidad orientada al bienestar del ser humano.



Arquitecto Peruano - Enrique Seoane Ros
Enrique Seoane Ros nació en Lima el 12 de enero de 1915, siendo el tercero de siete hijos del matrimonio de don Buenaventura Seoane García y doña Rosario Ros. Durante su infancia y su juventud tuvo muchas influencias que acentuaron su inclinación por la arquitectura, comenzando por el auge económico alcanzado durante el gobierno de Augusto B. Leguía, el cual dio pie al crecimiento vial y de espacios urbanos. Asimismo, era una época en donde predominaba el eclecticismo arquitectónico en Lima, es decir, el sobredimensionamiento y la opulencia arquitectónica (esto me hizo recordar lo que nos dijeron en clase, que la obra de Seoane se caracterizaba por la importancia que le daba a la masa, a la pesadez). Algo que también me pareció muy interesante fue que, de niño, Seoane vivió un tiempo en Arequipa por el trabajo de su padre, en donde se dice que el contraste entre los colores de la ciudad y el cielo puro y azul lo impactó mucho (me llamó la atención, sobre todo, porque hace un tiempo en la clase de dibujo el profesor nos preguntó si sabíamos de dónde venían los mejores acuarelistas del Perú. Cuando nadie respondió, el primer nombre que nos dijo fue Arequipa). Es esta etapa, también, se consolidó el uso de concreto armado como material de construcción.
Fue en este periodo de tiempo en que ingresó la arquitectura moderna al Perú, y lo hizo gracias al auge de la arquitectura moderna brasilera. La segunda etapa de Seoane, sin embargo, no fue puramente moderna. Se puede dividir en dos - una en la que usó elementos formales del Neocolonial, aunque más estilizados, en donde sus obras marcan, más bien, su transición a lo moderno, y la otra en donde ya demostró una inclinación e inspiración moderna, con ideas racionalistas. En ambos casos se refleja su destreza en el manejo de la relación de espacios interiores, la fluidez de los mismos y su jerarquización según su función. Algunas obras que destacan son el Ministerio de Educación, la Casa de Bernardis, el Edificio El Sol, el Banco Wiese, y el Colegio Santa María. El Ministerio de Educación fue una de las obras públicas en el periodo del General Odría.
Es más, fue el primer edificio con más de 20 pisos en el Perú. Contó con muchos anteproyectos y la solución final se basó en platas a ejes y volúmenes simétricos con tendencia monumental, y forma curva. Interesantemente, la estructura era principalmente de acero, algo no muy usual para la época, en donde predominaba el uso del concreto armado. Cuentan por ahí también que fue la verticalidad del edificio lo que agradó al Presidente Odría, quien finalmente aprobó el proyecto en el 53 porque decía que le parecía masculino (decía que los edificios con líneas horizontales eran femeninos). El proyecto fue terminado tres años después (aunque no en su totalidad porque se quería incluir un edificio similar al frente que actuara como reflejo y juntos marcaran la entrada a la Av.)
La tercera etapa de Seoane ocurre de 1961 a 1980. Esto ocurre cuando decae el racionalismo y surge una tendencia por buscar la expresividad en las obras. Muchos arquitectos en el Perú buscaron la inspiración en arquitectura extranjera y ensayaron nuevos estilos constructivos. A esto se le denominó postmodernismo. El Seoane postmodernista no es tan notorio en la década del 60, ya que mantiene sus patrones de la década anterior. Algunas obras representativas de esta etapa son las casas de verano que hizo en Ancón. Recién hacia 1971 se distingue una influencia del neo brutalismo y el neo expresionismo en la arquitectura de Seoane, y se caracteriza mucho por el uso de adiciones y sustracciones volumétricas en sus obras, como por ejemplo en el Hotel César's, en Miraflores (1971). A diferencia de la tendencia general, Seoane no busca inspiración en arquitectura extranjera, sino en las propias raíces peruanas. Es por eso que se dice que su etapa de 1947 a 1970 se centró en la búsqueda de una identidad nacional.
Seoane estudió arquitectura en la Escuale Nacional de Ingenieros (hoy, Universidad Nacional de Ingeniería), en donde recibió una formación muy inclinada a la arquitectura clásica. Luego, realizó prácticas pre-profesionales con el Arq. Álvarez Calderón y el Arq. Harth-Terré, cuyas obras se caracterizan por ser de tendencia neocolonial. Según el Arq. Bentín Diez Canseco, se cree que esto, junto con el estilo neoperuano promocionado por el escultor español Piqueras Cotolí, fue esencial para el desarrollo de Seoane en su primera etapa como arquitecto egresado.
La arquitectura de Seoane puede dividirse en tres etapas, la primera de ellas
siendo de tendencia neocolonial (1939-1945). Esta se dio cuando Seoane formó parte de la firma Gramonvel (hoy Graña y Montero S.A.). Su arquitectura en esta etapa se basó en volúmenes limpios, con acentos plásticos que recuerdan a la arquitectura europea. Cabe recalcar, sin embargo, que a pesar de que el estilo neocolonial estaba de moda, Seoane fue más allá, proponiendo una alternativa estilística más creativa, más escultórica, quizás un poco más ligada a la tesis de Piqueras sobre el NeoPeruano. A decir verdad, el Arq. Bentín Diez Canseco afirma que la arquitectura de Seoane en esta etapa era más neoperuana que neocolonial, aunque haya sido catalogada como neocolonial.

Algunos ejemplos de esta primera etapa son la Hacienda Huando, terminada en 1943, en donde la Capilla es un antecedente de la Iglesia de Ancón (1944), esta última también construida dentro de esta etapa. Me gusta mucho la forma de la torre en ambos espacios de reflexión, porque en un principio pueden parecer fuera de proporción, pero luego, las torres "rechonchas" encajan perfectamente con la armonía integral de la obra. Según el Arq. Héctor Velarde, la Iglesia de Ancón es "la obra más lograda de Seoane." 
Se dice que esta primera etapa de Seoane, junto con el Arq. Alva, constituye el último eslabón de la arquitectura neocolonial, y hace de nexo con la arquitectura moderna. La limpieza de sus formas estaba a tan solo un paso de la expresión racionalista, moderna.


La segunda etapa se da entre los años 1945 y 1960, marcados por una serie de gobiernos militares dentro de los cuales está el Ochenio del General de Manuel A. Odría. En este periodo hubieron muchos sucesos significativos para la arquitectura en general, como el comienzo de la migración rural-urbana en el gobierno de Odría, la creación del Sistema de Ahorro Mutual y la Concesión Masiva de Préstamos Para Viviendas durante el gobierno de Prado (permitió el financiamiento de varios importantes conjuntos habitacionales), y la creación de la Agrupación Espacio, asociación de artistas e intelectuales que puso fin al eclectisismo arquitectónico y se encargó de difundir el arte contemporáneo, y la nueva arquitectura y urbanismo.

Seoane pasó parte de sus años finales en Panamá, buscando nuevos horizontes, pues en el Perú, su obra era subvaluada. Murió el 26 de julio de 1980 tras haber pasado sus últimos años como docente de la Universidad Nacional Federico Villareal. En mi opinión, Seoane no tuvo el reconocimiento que se mereció, sobre todo por su aporte a la búsqueda de una arquitectura netamente peruana. Como él mismo lo dijo en una entrevista, la arquitectura se trata de "producir realizaciones que resultan siendo una especie de espejo de la cultura ambiente," un reflejo de la identidad de un lugar.
Bibliografía Consultada: Bentín Diez Canseco, José, "Enrique Seoane Ros, Una Búsqueda de Raíces Peruanas," Lima (1989)
lunes, 23 de noviembre de 2009
"Solo hay dos cosas en el arte: La humanidad o la falta de ella" - Alvar Aalto





Si hay alguien que ha sabido interpretar el entorno y la gente que habita en él, ese es Alvar Aalto. Creo que encontró, con éxito, la identidad de su país, ese vínculo que luego sirvió para comprender al ser humano para quien sería diseñada cada una de sus obras. Como dijo Frank Gehry en una entrevista con Charlie Rosa: Hay un hombre que tuvo a un país entero de acuerdo con lo que hacía, y ese hombre fue Alvar Aalto.
"La arquitectura tiene un motivo interior: la idea de crear un paraíso."
- Alvar Aalto


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