jueves, 12 de noviembre de 2009

La Capilla Humana

La semana pasada, como continuación de la clase sobre la importancia del trabajo en equipo al hacer arquitectura y aprovechando que era la Semana Universitaria, tuvimos que enfrentarnos a un reto muy particular, inesperado (¡nadie puede negar eso!) pero también muy divertido. Tuvimos que hacer una CAPILLA HUMANA, en grupos de 11, en donde los 11 miembros del grupo fueran absolutamente fundamentales para la arquitectura de nuestra obra - nadie debía sobrar.


Nuestro primer intento fue un poco desastroso... Como lugar, escogimos el jardín con los árboles detrás del Pabellón A, al frente de D'Gusta, porque pensamos que podía ser muy interesante si pudiéramos estar entrelazadas con ese entorno. En este caso, queríamos hacer una cadena humana que perimetrara el espacio, en donde todas dependiéramos de todas (si una salía, la cadena caía), y usaríamos los troncos de los árboles para delimitar este espacio. Además, escogimos un lugar en donde alrededor los árboles tuvieran vegetación relativamente tupida, y justo encima de nuestra "capilla" hubiera una especie de óculo para que entrara la luz en medio de la vegetación.


LAS FALLAS: El espacio era demasiado abierto, y no se veía como un espacio bien definido (sin mencionar que entraba demasiada luz). Era como hacer una ronda, solo que con efectos especiales :) Además, había falta de uniformidad, y se veía muy desordenado.


Al día siguiente, nos reunimos y replanteamos, esta vez pensando en algo más sencillo que nos permitiera jugar más con la luz. Decidimos conservar el mismo lugar por el efecto de paz y tranquilidad que genera esa especie de "bosque" alrededor y el sonido de las hojas en el viento, además de porque da la sensación de refugio, y proporciona sombra. El nuevo diseño consistía en aprovechar el desnivel en el jardín (había una especia de cerrito) para ganar altura. Ahí, tres personas estaban paradas a manera de columnas. Opuestas a ellas habían cuatro personas arrodilladas y apoyadas sobre sus brazoz para igualar la altura del cerrito, y encima de ellas habían dos personas más, también a manera de columnas. Las personas "columna" luego cruzaban pashminas para que actúen como techo. Para cerrar el espacio, la onceava persona se paró al final, y apoyó cada una de sus muletas en las "columnas" de los costados (eran demasiado pesadas para cargarlas sin apoyo). Asimismo, vinimos todas con jeans azules y polos de tonos blancos, grises u oscuros.


Logramos que el ingreso de la luz esté más controlado. Ahora ya no inundaba el espacio, sino que entraba por los costados de las personas-columna, por la entrada y por atrás (encima de las muletas habían una especie de ventanas). Sin embargo, creo que este proyecto todavía tiene muchísimo potencial de desarrollo por delante, y podría replantearse nuevamente para considerar más la forma, y cómo esta puede ayudar en el manejo de la luz para crear un espacio realmente espiritual y propicio para la reflexión.


En todo caso, todas nos divertimos muchísimo y creo que nos quedó claro el mensaje: ¡el equipo, en arquitectura, es fundamental!

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